Todo es lustrol al nacer el alba,
sonrisa nueva en la cara,
ahí, el cinismo y más,
a cada paso, mi realidad constelada.
Allí viven mis ojos,
entre tirria melancolía.
Ahí mi ser insípido,
con el alma acosada y moribundo.
Inerte en el mundo, que va y viene,
marginando, sediento emociones.
Ahogado por el río de los vicios,
corazón herido por rencores.
Mendigando con suspicacia efectos,
entre la desoladora soberbia,
que acecha cobardemente.
Yo iluso, confundido con miseria.
Por siempre, vagando en sueños,
nada comprendo, ni me comprenden,
busco en hojas de libros, refugio,
para escapar de abandonos y tormentos.
Luces mudas alumbran mi camino,
gesto misterioso del destino.
Frialdad y flaqueza, ¡Basta!,
ya al límite.
Raúl Vicente Chocobar
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